Bitxikeriak – Curiosidades

Situación lingüística en Carcastillo en el siglo XVI

Los hermanos de Yoldi.

Resulta difícil creer la facilidad con la que en el siglo XVI se podía vivir en Carcastillo, ser vecino de aquí, sin saber hablar castellano. No hay cifras oficiales de población al respecto, no es éste un tema que haya preocupado nunca a la administración navarra, por lo que el conocimiento de estos detalles hay que extraerlo, por deducción, de otros documentos en los queda reflejado que este punto es importante, como son las actas de los procesos judiciales y otros similares.

En zonas como la nuestra, en las que el uso autóctono del euskara habría ido decayendo desde hacía un tiempo, en el siglo XVI existirían importantes bolsas de euskaldunes, algunos monolingües, debido a la población inmigrada proveniente de lugares más norteños de Navarra. Para nuestro pueblo valdría la misma reflexión final que en el interesante trabajo “Vascos” y “franceses” en la Tudela del siglo XVI” hace Peio Monteano acerca de la situación lingüística de la época: “Los ejemplos de Olite y Tudela evidencian que en el sur de Navarra, a mediados del siglo XVI, existían grupos de población que conocían y utilizaban el euskera. Se trataría, evidentemente, de población inmigrante (mucha de ella monlingüe) procedente de la montaña navarra y de otros territorios de lengua vasca, empleada sobre todo en la ganadería, la construcción y el transporte de mercancías. Una masa de población joven, mayoritariamente masculina, pastores, canteros y arrieros fundamentalmente, que hicieron que, al menos en unos primeros momentos y en determinados ámbitos, la lengua vasca fuera también una lengua viva en el sur de Navarra”.

Como ejemplo de todo esto, se trascriben abajo los detalles de un juicio celebrado en 1576 debido a unos robos de ganado por un tal Juan de Yoldi, natural de dicha población bajonavarra. El conocimiento del caso se lo debemos a Fernando Maiora Mendia (extraído del Archivo Real y General de Navarra, con nº 98286).

Antes de entrar en la descripción, señalar algunos detalles interesantes de importancia para comprenderlo. Uno es que en la época que tratamos circulaban un gran número de personas por nuestra comarca procedentes de la Baja Navarra, es decir, de “Tierra de vascos” o “vascos”, debido a dos motivos fundamentales: el primero son las guerras de religión entre calvinistas y católicos que en aquel tiempo tenían lugar en ese territorio y que hacía que muchos pobladores huyeran de ellas y, el segundo el hecho de que, a pesar de que la mayor parte Navarra había dejado de ser un país independiente medio siglo antes y su territorio dividido en dos, los habitantes de la Baja Navarra siguieron conservando sus derechos como navarros hasta finales del siglo XVI. Otro detalle de importancia es que, también en aquella época, había muchas personas vecinas del pueblo que se dedicaban, sobre todo, a tareas con el ganado y cuyo origen eran los valles de la Montaña u otras localidades de comarcas más norteñas que Carcastillo en las que las personas de su extracción social desconocían el idioma castellano. Lo chocante del caso es que todos ellos pudieran vivir durante años aquí hablando únicamente en euskara.

Entramos en el caso. Se trata de un robo de ganado a manos de Juan de Yoldi, conocido como Mastresala, del que no andaba muy lejos un hermano suyo; Joanes, conocido como Mañua. Los escribanos que toman declaración son Juan Ibáñez de Salinas y Francisco Martínez Ibáñez.

“Beltrán de Erla, vecino de la villa de Carcastillo… Dixo ser de edad de treinta y ocho años, poco más o menos… Que siendo este deposante pastor de Miguel Navarro, vecino de Carcastillo, estaba a la sazón rabadán de este deposante el dicho Juan de Yoldi y un año estando dezmando el ganado de uno llamado Garracho, roncalés, le faltaron al dicho Garracho tres ovejas”.

“…dixo que no a más tiempo de medio cuarto de hora y aún cree que no llega a ello, que ambos juntos en compañía del dicho Juan de Yoldi, alias Mastresala y un hermano suyo, que no sabe otro nombre sino Mañua”.

“…fue presentado por testigo al dicho Alcalde, un muchacho rabadán, hijo del dicho Íñigo de Ezcároz, quexante, de edad que dice ser de once años y así lo parece en su aspecto, que dixo que se llama Charles de Ezcároz y por ser de la dcha edad y por evitar el inconveniente y duda que hay, de que por ser en negocio de sui padre podría perjurar sin juramento, encargándole su conciencia que diga verdad y que si no la dixere será castigado y que morirá de mala muerte y otros encargamientos que le pareciole, recibió su derecho y deposición en la forma siguiente, que le pregunté yo el dicho escribano en bascuençe por no saber el romançe”.

“Pedro de Azparren, pastor y criado e Miguel de Miranda, vecino y ganadero de la villa de Olite… Fixo ser de edad de treinta años poco más o menos… Y lo sabe por razón que por el mes de septiembre último pasado, estando este testigo al tiempo con el dicho abad de La Oliva por su pastor, cuya es la jurisdicción de la villa y término de Carcastillo… En el ganadlo del dicho Martín Çoco con la señal propia de su dicho ganado y con amenazas que se quexaría del y haría castigar se los quitó y el dicho Pedro Abaurrea, es persona que con poco beber suele estar fuera de juicio y persona varía y tal que no se puede entender las medias veces que habla… Y que esta es la verdad, fuele leído su dicho, lo ratificó y no firmó porque dixo no sabía escribir y firmé yo el dicho comisario y habiéndosele dado a entender este su dicho de romançe en bascuençe, que es su propia lengua”.

“E después de lo susodicho en la dicha villa de Carcastillo, a veinte y siete días del mes de diciembre de mil quinientos y setenta y seis años, contados del día de nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, pareció ante mí el dicho escribano el dicho señor Alcalde y me mandó hacer asiento de cómo la noche postrera pasada ha prendido al hermano del dicho Juan de Yoldi, delincuente, en su compañía y le tiene preso en la cárcel pública de esta villa y el dicho señor alcalde fue conmigo a la dicha cárcel, en casa del dicho Luis Ximénez, a donde está preso el dicho hombre y por no saber vascuence el dicho señor Alcalde para preguntarle y el dicho preso romance por responderle, el dicho señor Alcalde cometió y mandó a mí, el dicho escribano, le reciba en su presencia su confesión por saber yo vascuence”.

“Gracián de Santa Engracia, pastor, residente en esta villa… De edad que dixo ser de veinte y ocho años poco más o menos… Que conoce al dicho Joanes de Yoldi, alias Mañua, preso, de vista y conversación llana, de haber hablado con él algunas veces… Pero que bien a oído decir en conversación a Gracián de Aguerre y Beltrán de Erla y otros que son de hacia la patria del dicho Mañua”.

“Remón de Çaro, vecino de esta villa… De edad que dixo ser de treinta y un años poco más o menos… Pero que el mismo Mañua, preso, le confesó que él y el dio su hermano, delincuentes, fueron en busca de dos carneros que dixo el dicho su hermano que le faltaban y que preguntaron a un zagal rabadán del dicho quexante, que es hijo del mismo quexante, si había algún carnero de los suyos del dicho delincuente y su rebaño y que el dicho rabadán le respondió, que había un carnero suyo del dicho Juan de Yoldi alias Mastresala y que lo llevasen”.

“Juan Vilioch, vecino de Roncal, de edad que dixo ser de cincuenta y cinco años… Duxo este testugo que de ante de ayer mañana acá, no le ha visto, porque se despidió de este testigo diciendo que iba para su patria, a Tierra de Bascos, por ver a su madre y a su hermano”.

“Lorenz de Arbeloa, pastor, vecino de la dicha villa de Carcastilllo… Dixo ser de sesenta años poco más o menos…Y que el domingo último pasado, estaban este testigo y el dicho Juan de Yoldi, acusado y el dixco quexante en casa de Gracián de Aguerre después de comer y le dixo el dicho acusado al dixo quexante, que de su rebaño le habían traído dos carneros… Y el dixo quexante respondió que en su rebaño no había carneros algunos”.

“Lope Iturralde, vecino que dice ser del dicho lugar de Ezcároz, en la Val de Salazar… Dixo ser de treinta y cuatro poco más o menos… De que sábado que se contó a veinte y cuatro días del mes de diciembre último pasado, estando este testigo junto a la Val del Rey, junto a la majada de las cabras de La Oliva haciendo leña, pasaba de camino por el coscojar de La Oliva a destajo el dicho Juanes, dicho Mañua, acusado, con una bota devaxo del sobaco y una espada sobre el brazo izquierdo y le preguntó a este testigo, si había visto a Lorenz Arbel, cabrero y que este testigo le dixo que debía estar  en sus cabras en el dicho Coscojar y le preguntó este testigo, que de dónde venía y le dixo que de Tudela”.

“Agueda de Alcoaz, mujer de Gracián de Aguerri, vecino de esta villa… De edad de treinta años poco más o menos… Que conoce de seis o siete años poco más o menos a esta parte al dicho Juanes de Yoldi, alias Mañua, de haberle visto en esta villa algunas veces que ha venido a ver a su hermano Juan de Yoldi, alias Mastresala y por haber posado en las veces que así ha vivido en casa de este testigo”.

“Beltrán de Mearin, pastor y criado que fue de fue de Martín Real, vecino del lugar de Carcastillo… Dixo ser de edad de treinta y cinco años poco más o menos… Que este testigo conoció al padre del dicho Joan de Yoldi, no se acuerda de su nombre, más de que le conoció por señor de la casa llamada de Echeverria, que es en Tierra de Vascos, en el lugar de Yoldi, que está a una legua del lugar de Mearin de donde es este testigo natural”.

“Pablo de Osés, pastor y criado de Nicolás de Hualde, vecino de la villa de Olite… Dixo ser de edad de cuarenta años poco más o menos… Un día, no se acuerda que día era, fue este testigo al monasterio de La Oliva, a los que el dicho Joan de Yoldi tenía su ganado… Y que esto sabe porque el lugar de Orçayz está a tres leguas del dicho lugar de Yoldi, de donde este testigo es natural”.


Pedro Sanz de Labiano.

Otro caso algo anterior en el tiempo, de 1522, también extraído de un pleito, que ilustra esta convivencia entre personas bilingües y monolingües en nuestro pueblo es el de Pedro Sanz de Labiano, albañil vecino de Carcastillo, que le pregunta nuevas a un pastor del señor de Góngora que se acercó a la obra donde trabajaban. Eran los tiempos de la conquista castellana de Navarra y el pastor informa de un acontecimiento importante, las tropas franco-navarras han tomado el castillo de Amaiur, pero lo hace en euskara porque desconoce el castellano. Pedro Sanz tiene que traducir luego la noticia a sus dos compañeros de trabajo, que sólo hablan castellano.

“Per Andia, menor de días, vecino del lugar de Carcastillo, de edad de cuarenta años poco más o menos,,, E dixo más que un año de tiempo puede haber poco más o menos, algunos días después de la resta de San Miguel, que Pedro Sanz de Labiano, vecino del dicho lugar, se concertó con Juan Martínez para hacerle una casa de tapias en el dicho lugar y que el dicho Pedro Sanz tomó en su compañía y los alquilaba cada día que había de tapiar al deposante y al dicho Blasco, acusado, y que el deposante y el dicho Blasco, anduvieron a una con el dicho Pedro Sanz haciendo las dichas tapias dieciocho o diecinueve días y que un día andando el dicho Blasco y el deposante con el dicho Pedro Sanz haciendo las tapias de la dicha casa, dixo que sabe e vio, que vino un pastor del señor de Góngora a donde en la dicha obra andaba y el dicho Pedro Sanz en vascuence le preguntó nuevas y que según después el dicho Pedro Sanz declaró en romanz al deposante y al dicho Blasco”.